habaneras
Daniela Cruz Gil para Boarding Pass Magazine
La Habana, Cuba.- Aterrizar en La Habana te recuerda que el Caribe es uno: mágico, iluminado, musical y alegre. La ciudad no está congelada en el tiempo. Es solo que el resto vamos muy deprisa. Demasiado para saberlo. La Habana avanza en su propio ritmo de salsa, congrí y alcohol.
Vivir la capital cubana implica apreciar en simples acciones la vida. Por eso, la mañana sabe mejor cuando saboreas el café recién colado a una esquina del mar, y que en pocos días, se te haga dulce la rutina de subir y bajar por Paseo del Prado hacia cualquier destino que te propongas.
Sus sabores te recorren el cuerpo y la danza se te mete en los pies. La arquitectura te romperá los ojos.
Haciendo el turista
No deberías necesitar nada fuera de Habana Vieja: todo está allí. El café, las cervezas, el arte, la mezquita o la catedral, los restaurantes, las galerías de arte, los monumentos, las tiendas, las joyerías, el mercado, los parques, el caballero de París, las plazas, los libros.
Como enamorada del mar que soy, el malecón era parte importante de mi viaje. Y nunca pensé que el malecón habanero quedaría en la posición más alta de mi listado particular de malecones. Súper seguro de día y de noche. Lugar para ver y dejarse ver como un cubano más…
Todo el mundo te dice que no dejes de ir el domingo de 12 a 3 al Callejón de Hammel. Y te tiras mapa en mano a desandar la fe negra y danzaria. Súper divertido. Aunque tanta gente en un espacio tan pequeño puede intimidar un poco. ¡Imprescindible ir, ver y hasta danzar!
De todos los museos de La Habana, el Napoleónico sorprende tanto por el contenido legítimo de sus salones como por la conservación de las piezas. Una gran sorpresa europea en pleno Caribe.
Un paladar al día
Para la primera comida en La Habana, fue una suerte que nos quedara cerca Prado 12. Decente y sin estridencias. Y todo bien cocido.
El Floridita es simplemente un punto a cumplir en la agenda turista. Pero como punto a cumplir vale los CUC que se pagan por la calidad de la bebida y las atenciones de los meseros. Siempre está lleno…. SIEMPRE. No creo que haya hora del día en que sobren asientos. Solo me acogí a San Lázaro y a la cuarta vez, encontré asiento: ¡al lado de la escultura de Hemingway! (Si no sabes quién es Hemingway no vayas al Floridita)
Pues sí. Que cuesta un poco comer en El Guajirito, pero el sabor de la comida es riquísimo… ¡Puntos para la malanga y los mariscos!
La Fábrica de Cerveza es EL LUGAR en la Plaza Vieja. Ya sea que pruebes las jarras o te acojas al garrafón de 12/25 CUC, hidratarse nunca había sido tan divertido.
La noche habanera
Habana Vieja basta y sobra. Y me quedo corta. En Habana Vieja se tiene todo para vivir y luego, te hace falta y salir y extrañarla.
Paseo del Prado, la avenida con boulevard arbolado que divide a Habana Vieja y Centro Habana. Todo nace y muera en Paseo del Prado. Amé esta avenida. Vivir cerca de esta avenida hizo LA DIFERENCIA en mi estancia en La Habana.
Si quieres jazz y andas cerca del Vedado, La zorra y el cuervo es el lugar. Mucho ambiente, buenos tragos. La cartelera es variada cada noche. Importante llegar temprano, porque se llena fácil… Genial José Portillo y su grupo.
La mejor noche habanera la tuve con un gato que no veía bien. Que no te intimide el costo de entrada. Vale cada centavo pagado. Además de la música en vivo, los tragos y bebidas son de excelente calidad. Imposible olvidar al maestro Félix Bernal al piano. Imperdible El gato tuerto.
La Habana y Washington
La Embajada de Estados Unidos en La Habana esté frente a la Tribuna Anti Imperialista José Martí, donde cada 1 de enero ondean las banderas festejando un aniversario más de la Revolución Cubana.
El pasado 31 de agosto, quedaron establecidos los vuelos regulares directos procedentes de Estados Unidos a Cuba, con el arribo al Aeropuerto Internacional de Santa Clara de una nave Airbus A-320 de la aerolínea JetBlue, procedente Fort Lauderdale, Florida. Es el resultado de los acuerdos arribados en febrero de este mismo año durante la visita del presidente de los Estados Unidos Barack Obama, un encuentro histórico en las relaciones de ambas naciones.
Tras el acercamiento iniciado el 17 de diciembre de 2014 entre Estados Unidos y Cuba, varios eventos van marcando nuevas perspectivas de apertura como el concierto de los Rollings Stones o el desfile de Chanel en la avenida Paseo del Prado.
Pero el embargo implantado en el gobierno de John F. Kennedy persiste. Mientras que los norteamericanos solo puede viajar a la isla para intercambios tipificados en 12 categorías, los viajes como turistas siguen siendo ilegales.
Como lo establece la web de la embajada norteamericana en La Habana, los norteamericanos pueden pisar la isla caribeña en las siguientes categorías: visitas familiares, trabajo oficial para el gobierno de los EE.UU., gobiernos extranjeros y algunas organizaciones no gubernamentales; actividad periodística; investigación y reuniones profesionales; actividades educacional; actividades religiosas; actuaciones públicas, clínicas, realización de talleres, participación en eventos deportivos u otro tipo de competencias o exhibiciones; apoyo al pueblo cubano; proyectos humanitarios; actividades de fundaciones privadas, de investigación o instituciones educacionales; exportaciones, importaciones o transmisión de información o materiales de información; y algunas transacciones para exportaciones autorizadas.
Una realidad muy distinta al resto del mundo. Y es que la apertura de las relaciones con la nación norteamericana avivó el morbo internacional por conocer la isla antillana más grande. El turismo se ha disparado y eso lo prueba la escasez de habitaciones en el pasado invierno boreal.